El ritual del matrimonio

El ritual que marcaba el matrimonio era la engyesis , especie de petición de mano. Se trataba de un acuerdo entre el pretendiente y el kyrios de la joven. Se pronunciaban unas palabras rituales y se entregaba una dote como "señal". Tenía que haber dos testigos, aunque la novia no tenía que estar presente. Podía no haber dote, pero parece que esta era la que diferenciaba el matrimonio del concubinato.
La ceremonia de boda propiamente dicha se llamaba ecdosis (entrega) y no se conoce en profundidad, pero podemos hacernos una idea. Para que se diera el gamos o consumación del matrimonio debía celebrarse el traslado de la esposa a la casa de su pretendiente. Esta era la principal ceremonia de boda. Solía celebrarse poco después de la engyesis, pero también es verdad que por superstición se prefería hacer durante la luna llena. El mes favorito para las bodas parece que era enero (Gamelion), consagrado a la diosa Hera, diosa protectora del matrimonio.
La ceremonia comenzaba el día anterior al traslado de la novia a su nuevo hogar, con un sacrificio a los dioses protectores del matrimonio (Zeus, Hera, Ártemis, Apolo, Peitho), a quienes la novia consagraba sus juguetes de niña. El rito principal consistía en un baño purificador de la novia, para lo que se iba a buscar agua a la fuente Calirroe. El día de la boda se decoraban las casas del novio y de la novia con ramas de olivo y laurel, se hacía un sacrificio y se celebraba un banquete en casa del padre de la novia. La novia va velada y acompañada de sus amigas, lo mismo que el novio. No comen en la misma sala hombres y mujeres. Al final de la comida, la novia recibe regalos. Después, hacia la noche ya se formaba el cortejo que iba a acompañar a la novia a su nuevo hogar. Los novios iban en un carro conducido por bueyes y adornado con flores. Los amigos seguían detrás portando antorchas y cantando el himeneo, canto de boda. Cuando llegan a casa del novio, los padres de este los reciben y derraman sobre la novia nueces e higos secos. También le ofrecen parte del pastel nupcial, hecho con sésamo y miel y un membrillo o un dátil, símbolos de fecundidad. Después la pareja entraba en el tálamo, y un amigo del novio se quedaba a la puerta haciendo guardia. Los demás amigos cantan y hacen bulla para ahuyentar a los malos espíritus.
Al día siguiente continuaba la fiesta y los padres de la novia llevaban regalos a los recién casados (epaulia) y se hacía entrega de la dote prometida en la engyesis.
Al cabo de unos días el novio ofrecía un banquete a sus compañeros de fratría, importante ya que los hijos nacidos de este matrimonio pertenecerían con el tiempo a esta misma fratría.
En el caso de Esparta, las relaciones entre hombre y mujeres estaban dominadas por la idea de la eugenesia, es decir, con la idea de engendrar hijos sanos y fuertes, hasta el punto de que permitía que un marido anciano presentase a un joven a su esposa para que engendrase hijos con él.
Los maridos podían repudiar a sus mujeres, pero debían devolver la dote entregada, lo que constituía a veces un freno. La mujer que cometía adulterio debía ser repudiada so pena de atimía o pérdida de los derechos de ciudadano para el esposo.
El divorcio era fácil en el caso de que lo solicitara el hombre, pero la mujer debía pedir ayuda al arconte, con un escrito donde estuvieran expuestas sus razones. Este lo examinaba y determinaba si eran de peso o no. No se consideraba suficiente motivo la infidelidad por parte del marido, pero sí los malos tratos a la esposa. El divorcio estaba mal visto para las mujeres.
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